La foto del niño Aylan Kurdi muerto en una playa de Turquía
conmovió al planeta. La imagen de su pequeño cuerpo inerte, yaciendo sobre la
arena, se transformó en símbolo del calvario de miles de refugiados/as de la
guerra que lleva adelante Estados Unidos y sus aliados, contra los pueblos
explotados y oprimidos del mundo.
Él y su familia eran kurdos, vivían en la ciudad de Kobane, en
la franja norte de Siria que limita con Turquía, llamada Rojava, donde las
mujeres encabezan una revolución por la autodeterminación de su pueblo y por su
propia liberación.
El pueblo de Kurdistan es la mayor nación del mundo sin
Estado. Son más de 40 millones de persona que viven en territorios bajo el
dominio de Turquía Siria, Irak e Iran. Sufren la ocupación de su suelo y políticas
de exterminio desde hace décadas, para consumar el saqueo de sus abundantes recursos
de agua, tierras fértiles, gas y petróleo.
Revolución de Rojava: la Revolución de las Mujeres
En el marco de las rebeliones populares- “primavera Arabe”-
que derribaron varias dictaduras y provocaron el inicio de la guerra civil en
Siria, en 2012 el pueblo kurdo del norte de ese país, junto a otras minorías
étnicas, protagonizaron un levantamiento en tres provincias o cantones de Rojava,
uno de ellos Kobane, logrando imponer su propio gobierno asentado en asambleas
populares y milicias de autodefensa.
Este proceso de autodeterminación liderado por las mujeres
kurdas en pie de igualdad con los varones, declaró la autonomía de Rojava, la democracia
directa, la autodefensa, la convivencia pacífica entre las distintas etnias, el
cuidado del medio ambiente y la lucha contra el capitalismo y el patriarcado, como
pilares de su organización social, donde los cargos públicos son revocables y
compartidos por un hombre y una mujer, empezando por el autogobierno,
conformado por 22 hombres y 22 mujeres.
La Constitución de Rojava asegura la propiedad comunitaria
de los recursos naturales, el derecho de los pueblos a practicar su cultura,
lengua y religión, la separación de la religión del Estado y muchas otras
disposiciones que tienen que ver con las libertades democráticas, los derechos
humanos y de los niñas/os e incluye numerosos artículos de derechos del género
como: la igualdad entre el hombre y la mujer, la criminalización de la
violencia hacia las mujeres, prohibiendo el derecho a ejercer cargos públicos a
quienes cometan este delito. Prohibición de los casamientos de menores, de los
crímenes de honor, de la ablación del clítoris y la dote de la novia, de la
poligamia, etc.
Estas mujeres revolucionarias formaron, además, sus propias
milicias –YPJ- para defenderse de los
ataques externos, instituyeron jurados populares de mujeres, su propia agencia
de noticias, policía femenina, etc. y están al frente de la organización de la
economía, la educación, salud, etc.
Hace un año atrás, el mundo no conocía la existencia de esta
revolución, pero si la del Estado Islámico (EI o ISIS)-armado por Estados
Unidos, Israel, Turquía y las monarquías árabes- que conquistaba ciudades de
Irak y Siria, masacrando civiles, decapitando a “infieles” y homosexuales,
violando y secuestrando mujeres y niñas para ser vendidas como esclavas
sexuales.
Frente al avance de estos criminales, los ejércitos aliados
de los yankis y las potencias europeas (OTAN ) se retiraban sin combatir dejando
a las poblaciones indefensas, abandonando armamento de primera tecnología y los
bancos repletos de dinero que cayeron en manos del EI.
En setiembre del 2014 el ejército del Estado Islámico con
todo su poder bélico y su fuerza demencial atacó Kobane, como primer paso para aplastar
la revolución de Rojava y a las mujeres kurdas.
El 90 % de las casas y edificios fueron destruidos por las bombas y más de 120 mil habitantes
alcanzaron a huir con lo puesto, entre ellas la familia de Aylan.
Kobane: Triunfo contra el fascismo, el imperialismo y el
patriarcado.
Las milicias populares kurdas, especialmente la Unidades de
Protección de Mujeres- YPJ- aún siendo superadas en número y armamento, fueron
las únicas fuerzas que enfrentaron al ejército de mercenarios violadores del
Estado Islámico, logrando infligirles la primer derrota, después de 134
días de asedio y a un costo de miles de vidas.
Durante ese tiempo el presidente turco Erdogan, colaboró
abiertamente con el EI asistiendo a sus heridos en los hospitales,
garantizándoles provisiones y permitiéndoles usar su territorio para atacar la
ciudad.
Los mercenarios fascistas al servicio de las mismas
petroleras que saquean nuestras riquezas en toda América Latina, no pudieron
quebrar la resistencia heroica de las milicias armadas sólo con fusiles. La batalla
de Kobane fue una epopeya de las milicias y el pueblo kurdo en defensa de su
revolución y de toda humanidad.
Viyan Peyman, cantante y comandanta de las YPJ, muerta en
combate contra el EI, decia ”…nosotras las mujeres de YPJ, libramos una lucha
armada contra las bandas de ISIS que representan la forma de pensar más extrema
y asquerosa revelada hoy por el sistema capitalista para sus beneficios”.
Asambleas populares y autodefensa contra el estado
terrorista de Turquía
La derrota de Isis en manos de las mujeres y el pueblo de
kurdo, fue un duro revés para los gobiernos de los países de Medio Oriente y
los imperialistas. Para ellos el principal peligro es que el ejemplo de Rojava
sea imitado por los otros pueblos que padecen las consecuencias de la guerra,
la crisis económica y la falta de libertades, en una región en la que
predominan las dictaduras y monarquías que someten al género femenino a
condiciones de degradación extremas.
Por eso desde mediados del mes de julio intensificaron los
ataques a través del estado turco, que comenzó a bombardear las poblaciones
kurdas de Irak, Siria y de su propio territorio, con el apoyo de la OTAN y
Obama.
En las ciudades de Turquía, donde viven 20 millones de
kurdas/as hay estado de sitio y toque de queda. Tropas de ocupación con
armamento de guerra, tanques y helicópteros
las mantienen bloqueadas. Miles de personas fueron encarceladas, otras
desaparecidas. Decenas de niños/os y adolescentes muertos por disparos a
mansalva sobre sus casas. Grupos de civiles organizados atacan de manera
coordinada con las fuerzas armadas.
El 10 de agosto Ekin Wan, luchadora del Partido de los
Trabajadores del Kurdistan fue asesinada en uno de los tiroteos con los
militares en la localidad de Varton. Al otro día, su cuerpo desnudo, torturado
y violado fue arrastrado con una soga atada a una camioneta de los uniformados y
tirado en una calle de la ciudad.
Erdogan inició la guerra civil en el país de “Las mil y una
Noches” de la que no se habla.
Sin embargo, silenciados/as como sus hermanas y hermanos de
Rojava, las mujeres y jóvenes están a la cabeza de la resistencia. En el
Kurdistan turco se extienden las asambleas populares declarando la autonomía y
el autogobierno, utilizando el legítimo derecho a la autodefensa por el derecho
a existir y ser libres.
En el XXX Encuentro Nacional de Mujeres en Mar del Plata participaran
representantes del Movimiento de Mujeres Kurdas para pedir la urgente
solidaridad con su lucha y la de su pueblo.
Desde Convergencia de Mujeres por la Libertad, integrante
del Comité de Apoyo a Kurdistán en Argentina, convocamos a todas las mujeres
del Encuentro a sumarse a la campaña internacional de apoyo a las mujeres kurdas.