En su paso por Neuquén y Río Negro, María Álvarez –militante de Convergencia Socialista y del Comité de Solidaridad con Kurdistán América Latina- relató su experiencia como brigadista sanitaria en el Norte de Kurdistán, donde prestó ayuda en campos de refugiados/as y en el hospital de campaña de la heroica ciudad de Kobane, en medio del asedio de los mercenarios del Estado Islámico.
En su visita por los medios de comunicación, el Barrio Obrero de Cipolletti, con compañeros y compañeras de Promoción Familiar y en la charla que brindó en la Universidad Nacional del Comahue –denominada “RESISTENCIA EN KURDISTAN, REVOLUCIÓN EN ROJAVA”- reafirmó que “la lucha por el Socialismo no es una utopía, sino una necesidad de la humanidad para enfrentar el avance de la barbarie capitalista”.
En todos esos lugares, María contó que en el norte de Siria existe desde el año 2012 un gobierno autónomo apoyado en asambleas populares y milicias de autodefensa, donde las mujeres, luchando decididamente por su liberación, constituyen la vanguardia de una verdadera revolución social.
En esa zona, que para los kurdos se nombra Rojava, se está implementando el Confederalismo Democrático, basado en la ideología del Partido de los Trabajadores del Kurdistán –PKK, que en Siria es el PYD- cuyos pilares son la autonomía, la democracia directa, las milicias populares y la liberación de las mujeres.
La compañera planteó que más allá de las diferencias con la política y orientaciones del partido que está al frente de este proceso, el deber de las organizaciones revolucionarias es conocer, estudiar y, por sobre todas las cosas, apoyarlo, ya que ha adquirido una dinámica objetivamente anticapitalista y antiimperialista, por lo tanto socialista.
Allí las mujeres no sólo son protagonistas de la revolución, sino que tiene un rol de liderazgo en todas las instancias ejecutivas que están relacionadas a la construcción del gobierno autónomo, como la planificación de la economía, la justicia, la educación y la autodefensa.
En ese contexto, uno de los primeros actos de gobierno consistió en criminalizar la violencia hacia las mujeres, prohibir los casamientos forzosos, el matrimonio infantil, el “precio” de la novia, la poligamia y la ablación del clítoris. Junto con estas medidas, enormemente progresivas, se separó la religión de los organismos de gobierno y se organizaron jurados populares.
La exitosa visita de nuestra compañera brigadista permitió que muchas/os jóvenes trabajadoras/es, estudiantes o de los barrios tomaran contacto con esta realidad –desconocida para la mayoría, ya que los medios la ocultan- y también, reforzar las tareas de solidaridad con el pueblo kurdo, dándole impulso a las campañas del Comité.
Fue así, que durante la charla realizada en la UNCo, se consiguió un importante número de firmas por la libertad de Zeineb Celaliyan y el cese de las ejecuciones de los presos y las presas del pueblo kurdo en Irán, que se adjuntarán al pronunciamiento que se entregará el 18 de mayo en la embajada iraní a través de una marcha organizada por el comité.
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