El Primer Encuentro Nacional de Mujeres se realizó en Buenos
Aires en 1985 durante la presidencia de Raúl Alfonsín. En esa oportunidad un
grupo de militantes del viejo MAS y de otras agrupaciones llevaron la propuesta
de discutir la Deuda
Externa. Fue así que todos los talleres se pronunciaron por
el No Pago.
No era para menos ya que el país se dirigía -como ahora-
hacia una crisis descomunal que terminó provocando la renuncia del presidente
antes de completar su mandato. El pago riguroso de la Deuda Externa había
provocado la hiper inflación, el
desbarranque de la economía y la asunción anticipada de Carlos Menem,
quien para ganar las elecciones se diferenció de Alfonsín prometiendo un
“salariazo” y una “revolución productiva”.
Sin embargo Menem aplicó un Plan de Ajuste para continuar
pagando, devaluando el Peso, congelando los salarios, eliminando el 82% de las
jubilaciones. Su gobierno prácticamente regaló todas las empresas del Estado
–como YPF, teléfonos, gas, luz, ferrocarriles, etc.- a los mismos usureros que
ahora continúan cobrándonos la deuda.
Argentina quebró en 2001, la desocupación llegó casi al 40 %
de la población activa, se redujeron los salarios por decreto, la destrucción
del presupuesto público vació los hospitales y la educación pública; mientras
tanto los bancos se quedaron con el dinero de los ahorristas.
Esa situación provocó una verdadera insurrección popular que
hizo huir en helicóptero a De La
Rua y derribó sucesivamente a otros tres presidentes, los
peronistas Adolfo Rodríguez Saa, Ramón Puerta y Eduardo Duhalde. Luego,
durante algunos años, pareció que el problema de la deuda había dejado de
existir, ya que Néstor y Cristina consumaron el supuesto “desendeudamiento…”
¡Un verso monumental, porque después de 13 años la realidad
puso las cosas en su lugar: hoy estamos en una crisis superior a las anteriores
y en una situación de cesación de pagos o default! El matrimonio Kirchner
después de haber pagado más de 170 mil millones de dólares dejó al país todavía más
endeudado que antes.
Deuda ilegítima e inmoral
La deuda externa argentina tiene un origen ilegítimo e
inmoral porque fue contraída por la dictadura militar, que para consumar la
entrega de la soberanía hizo desaparecer a más de 30 mil personas.
Cuando los milicos dieron el golpe la deuda era de 6.000
millones de dólares. Al finalizar su dictadura dejaron un saldo de 46 mil
millones, que al asumir Alfonsín se transformó en 63 mil millones y más de 146
mil en el inicio del mandato de De la
Rúa ; Néstor tomó el mando con 189 mil millones de dólares.
¡Desde ese momento Néstor y Cristina pagaron más que nadie, aunque
llevaron la deuda a más de 270 mil millones! Por eso cuando toda la oposición
patronal, el Papa Francisco, los empresarios y los burócratas sindicales nos
dicen que hay que “honrar los compromisos” con los acreedores y acompañan la
voluntad de pago de Cristina, nosotras decimos que ¡No hay que pagarles un solo
peso a los bonistas ni al resto de los acreedores internacionales!
Se tiene que desconocer toda la deuda externa considerando
que significa el mayor hecho de corrupción en la historia del país, organizado
para someternos a los dictados de los capitales internacionales -principalmente
yanquis- como si fuéramos una colonia.
Los miles y miles de millones de dólares que se están
pagando -y los muchos más que se abonarán después de las negociaciones con los
buitres- salen de los bolsillos de los trabajadores y el pueblo, porque son los
fondos que recauda el gobierno mediante la aplicación del impuesto inflacionario,
el impuesto a las ganancias para los salarios, el robo del 82% a las cajas
jubilatorias y la liquidación del presupuesto para escuelas, hospitales, planes
de vivienda, obras públicas, etc.
El no pago de la deuda tiene que ser un grito a favor de la
independencia nacional y para que se destinen esos fondos en inversiones que
resuelvan las necesidades de las mayorías.
Al próximo Encuentro de Salta iremos miles de trabajadoras,
estudiantes, campesinas, de los pueblos originarios y otros sectores populares.
Allí -como la primera vez- tenemos que pronunciarnos por el No Pago,
promoviendo la mayor unidad para empujar esta lucha fundamental para el destino
de nuestro país. ¡Para que se gane tiene que tener a las trabajadoras al
frente!
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