Mujeres quemadas... Basta de violencia contra las mujeres

Cientos de años atrás las hogueras de la Inquisición ardían en las principales ciudades de Europa calcinando miles de cuerpos femeninos, mientras los obispos y frailes del medioevo miraban con alivio y terror el fuego que garantizaba el triunfo del “Bien sobre el Mal”.

Las que morían eran mujeres acusadas de pactar con el Diablo, mantener relaciones carnales con él, comerse a los niños, protagonizar orgías (aquelarres) o proceder como sanadoras, es decir, curar a la gente con yerbas que sólo ellas conocían. ¿Cuántas viejas matronas fueron quemadas por brujas?

Cientos de años después en nuestro país otras mujeres, como Fátima Catán o Wanda Taddei, son asesinadas por sus respectivos novios o parejas con métodos muy parecidos a los que utilizaban aquellos frailes inquisidores que practicaban la caza de “brujas”.

Luego del asesinato de Wanda, ocurrido en 2010, 17 mujeres sumaron sus nombres a la nómina del femicidio, habiendo sido rociadas con combustible tras una discusión con sus parejas. Estas mujeres son apenas una parte de otra lista escalofriante: ¡Entre un millón y medio y tres millones mueren como resultado de hechos de violencia, y más de 100 millones permanecen “desaparecidas“ en todo el mundo!

Esa violencia que se ejerce principalmente contra la mujer trabajadora y pobre tiene su origen en una relación social de propiedad y de poder, el patriarcado, que establece como un hecho natural el dominio del hombre sobre la mujer, una situación que más allá de sus discursos progres y “feministas”, Cristina mantiene y sostiene.

Lo hace porque defiende la penalización del aborto que mata a más de 700 mujeres pobres por año debido a los abortos clandestinos. Porque además comete el delito de abandono de personas, ya que al destruir la salud pública, deja morir a más de 6000 mujeres al año por cáncer de útero.
Cristina y sus funcionarios kirchneristas, con la complicidad de toda la oposición patronal y burocrática, la policía y los jueces son responsables de la existencia de las redes de prostitución, que siguen haciendo desaparecer a centenares de jóvenes y niñas impunemente en esta mentirosa democracía de ricos y poderosos.

Cristina es también responsable de que la Iglesia continúe “educando” con sus ideas medievales a millones de chicos, entre los cuales, cada tanto aparece alguno que reproduce la metodología que los curas utilizaron durante la Santa Inquisición, quemando mujeres…

Ganemos las calles para frenar la violencia contra las mujeres

Si bien es de temer que estamos expuestas diariamente a situaciones de violencia en las calles, lugares de trabajo o estudio y a manos de desconocidos, es más terrible asumir que el 82% de las mujeres y menores violados lo sean por parte de familiares cercanos.

Las mujeres tenemos que decirle ¡Basta! a todas las formas de violencia. Mientras Cristina moviliza las fuerzas de la gendarmería para combatir la “inseguridad” y junto a legisladores de los partidos de oposición patronal reabre el debate con el propósito de bajar la edad de la imputabilidad, los únicos datos ciertos demuestran que las principales víctimas de la inseguridad somos las mujere.

Fueron 260 las asesinadas el año pasado. ¡Un verdadero femicidio que permanece silenciado y alejado de las preocupaciones electorales y de la agenda de los medios! Las mujeres tenemos derecho a ser tratadas con respeto y a ejercer con libertad todas las funciones sociales y personales que elijamos, incluida la participación política, sindical y la lucha por la igualdad de género.

Más que nunca tenemos que ganar las calles para poner un alto a la violencia hacia nosotras, impulsando comisiones de mujeres en los lugares de trabajo, estudio y barrios para encarar y organizar la lucha contra este flagelo, como también un gran movimiento de mujeres luchadoras y de izquierda que luche consecuentemente contra todas las formas de opresión y explotación que sufrimos las trabajadoras y pobres.

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