lunes, 14 de marzo de 2011

Legalización del aborto / Movilización: la única confianza

“Mi nombre es Ana. Si por haber nacido pobre me condena, como si fuera delito mi pobreza..” Palabras de la prima de Ana María Acevedo, muerta en Santa Fe porque los médicos no aceptaron hacerle un aborto terapéutico cuando debían tratarle un cáncer maxilar.

Que Cristina no haya hecho ningún comentario cuando el Ministro Manzur negó haber firmado una resolución acerca del instructivo para abortos no punibles tiene que ver con un motivo.

Que haya anunciado el plan Nacer con las mismas palabras que usa la Iglesia cuando se pronuncia en contra del aborto, también. Ella dijo “apostando a la vida”. Si quedaba alguna duda, su discurso fue recibido con beneplácito por la jerarquía católica y evangelista.

El motivo debe buscarse en que CFK en persona afirmó en el Vaticano que “no promoverá la interrupción de los embarazos” (La Nación, 22-07-10) ¿Se acuerdan la foto de una Cristinita de sombrero con velito negro?

Para ella, los curas y pastores, la extensión del salario universal para las embarazadas es una “apuesta a la vida” que ayudaría a reducir las cifras de abortos clandestinos, ya que las mujeres pobres podrán disponer, por gracia de Cristina, de $220.- para afrontar la crianza del niño/a.

Un subsidio que, en el caso de ser determinante para continuar con el embarazo, no alcanzaría a cubrir las necesidades de la madre y el niño/a ni siquiera por una semana. Un monto que para las mujeres ricas como Cristina no alcanza a cubrir el gasto por una pieza de lencería que utilizan un día.

Es llamativo como con la Corte de obsecuentes chupamedias se va creando un relato por el cual el gobierno se transforma en antiimperialista aunque siga pagando la ilegítima deuda, abra el país a las multinacionales y las subsidie. A esas, que se benefician de todo, ¡hasta del trabajo esclavo!... entrega los recursos naturales, va del brazo y por la calle con la burocracia sindical... y se niega al aborto, como decíamos.

Fíjese lector, que hay muchas feministas que han sido cooptadas por la usual política kirchnerista y siguen asegurando que lo mejor es hacer lobby. Le dicen cabildeo, aunque en el barrio le decimos chamuyo.

Algún desprevenido dirá pero ¡qué hablen lo que quieran! Lo cierto es que en eso de hablar con un funcionario por allí o un legislador por acá, sigue pasando el tiempo y las mujeres continúan muriendo por abortos clandestinos.

Esos sectores que confían en Cris... no confían consecuentemente en la movilización masiva. Conocedores de la fuerza que tenemos las mujeres, saben que si profundizamos nuestra marcha, no alcanzarán los paños fríos que tratan de poner por doquier transformándose en verdaderos obstáculos del centrismo y el oportunismo.

En el fondo, saben que no alcanzará la aggiornada Hebe de Bonafini con el regalito que le hizo a Cristina haciéndola aparecer junto a Evita en el balcón. Saben que tampoco alcanzará la frase enfática de Bonafini diciendo: “Cristina es la mejor mujer que tiene este país”.

Saben que descolgar un cuadro de Videla, con el valor simbólico que tiene o colocar el del Che en la Rosada no alcanza para dar respuesta a las millones de mujeres que diariamente laburan adentro y afuera de la casa haciendo estirar los pesos como pueden; las que hacen largas colas para recibir atención médica para sus pibes o un tarro de leche en la salita; las que tratan de organizarse contra el paco o el gatillo fácil.

En fin, saben que somos las mujeres que la yugamos diariamente, las mejores del país... no aquella que no son de nuestro mismo palo. ¡A organizarnos, compañeras, basta de confiar en nuestras enemigas de clase, el único camino para arrancar nuestros derechos es la lucha!

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