martes, 23 de octubre de 2012

Embajadora de la presidenta machista...

Cristina nombró a Isabel "Coca" Sarli Embajadora de la Cultura Popular porque considera que la actriz “es una figura insoslayable a la hora de ensalzar los valores éticos y culturales, al representar la síntesis de la imagen que la República Argentina desea proyectar al mundo".

Más allá del maquillaje del decreto, que destaca "honestidad", "generosidad", la actriz es un verdadero ícono a la "mujer objeto". Objeto deseado que solo sirve para satisfacer las necesidades y fantasías sexuales del hombre.

Ese "modelo" es cuerpo y nada más que cuerpo, que no dice, no siente, no habla, ni piensa, no desea, solo se vende, se muestra y entrega a su “dueño”, el hombre. Todo lo contrario a la mujer libre e independiente por la cual luchamos las y los feministas.

Ese nombramiento intenta fortalecer al machismo patriarcal, alentando a los clientes de prostíbulos, los golpeadores y abusadores… El mensaje a todos ellos es muy concreto: la mujer es un objeto; y no es poca cosa que la Presidente de la Nación sea quien la reivindique como tal.

¿Porque Cristina no nombró a alguna mujer obrera, profesional, ama de casa, abogada, Madre de Plaza de Mayo, empleada doméstica…? La imagen que pretende "proyectar al mundo" es a su vez ocultamiento y desconocimiento de las miles de mujeres que día a día pelean por sus derechos contra el propio gobierno, la Iglesia, los capitalistas y el machismo en general.

Las miles de -explotadas, oprimidas- que viven en la Argentina están muy lejos de ser representadas por Isabel Sarli o por esta presidenta, que boicotea el derecho al aborto y se arrodilla frente al símbolo del patriarcado y la contrarrevolución: la Iglesia Católica, Apostólica y Romana.

Una “primera dama” que se enriquece desde el Estado; defiende los privilegios e intereses de los grandes empresarios y se abraza con el ex miembro del batallón 601 Gerardo Martínez y que tiene entre sus adeptos a cientos de violadores y torturadores.

Las luchadoras, que no quieren ser ni sumisas ni oprimidas, que no son objeto ni quieren ser consideradas como tal. Que pelean por el aborto y la educación sexual, por igual salario a igual trabajo, contra el acoso sexual, por la cárcel a los violadores… son las mejores representantes de las mujeres trabajadoras y del pueblo, sean extranjeras o nativas.

Porque son las que día a día, desde el anonimato, dedican su tiempo a conquistar sus derechos y organizarse. Sin embargo no reciben ningún reconocimiento de parte de la presidenta. Es que se encuentra en la vereda de enfrente de sus políticas, sus métodos y su cultura… 

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