Las cerca de 30.000 mujeres que nos dimos cita en Salta
fuimos testigos y protagonistas de uno de los Encuentros más importantes de la
historia de estos 29 años. No sólo por la impresionante convocatoria, sino
porque la sociedad salteña nos recibió con los brazos abiertos.
Esto sucedió a pesar de la campaña sucia contra el Encuentro
que impulsaron los sectores más recalcitrantes de la oligarquía gobernante y la
iglesia y del acuerdo de las mujeres del PCR-CCC -en la Comisión Organizadora-
con militantes del obispado y el gobierno K de Urtubey, quien gobierna una
provincia donde la enseñanza religiosa en las escuelas estatales es obligatoria.
¡A días de la sanción del Código Civil ultrareaccionario y a poco más de un año
de la asunción del Papa argentino!
A pesar de todo eso miles copamos las calles de Salta
repudiando la violencia de género, los femicidios, la trata, el rechazo al
Código Civil y exigiendo el aborto legal, seguro y gratuito; recibiendo la
fervorosa simpatía de miles de salteñas/os que se volcaron a saludar nuestra
manifestación.
Este fue el marco que permitió combatir el pacto de la
Comisión Organizadora con la Iglesia y el oficialismo para llevar la voz
cantante en los talleres a través de sus coordinadoras. Desde Mujeres Ahora es
Cuando, denunciamos esta alianza apenas ingresamos a los talleres.
Allí nos encontramos con el intento de limitar las
intervenciones mediante un temario acordado entre ellas; con la pretensión de
imponer disciplina a través de guardias en las puertas para evitar el ingreso
de más compañeras, de querer prohibirnos que se firmen petitorios por la
libertad de las presas de Calilegua. Y, por primera vez, nos encontramos con la
Policía, tanto en los talleres de Anticoncepción y Aborto como en el de mujeres
y fuerzas de seguridad, el Nº 61.
Ante estas provocaciones muchas nos levantamos para
reafirmar que los Encuentros son nuestros, y que vamos a defender la
autodeterminación de los talleres como un espacio democrático y de debate para
avanzar hacia la conquista del aborto legal. En este sentido, definimos que con
la Iglesia no debatimos la política de género, así como no se debate con la
dictadura la política de derechos humanos.
Fue de esa manera que en los talleres de aborto -junto a
cientos de compañeras independientes pero también de la base de los partidos de
izquierda- echamos a las “militantes de la Iglesia” que querían encorsetar con
sus “reglas” la dinámica de los mismos, haciéndonos retroceder a discusiones
superadas hace años.
Con la misma fuerza que gritamos ¡fuera la iglesia! en otros
talleres se escuchó ¡fuera la Policía! A tal punto fue el repudio, que las
represoras que se encontraban ahí fueron encerradas y luego expulsadas del
Encuentro.
Por otro lado, la Comisión Organizadora, se había
comprometido a que la marcha oficial no pasara por ninguno de los símbolos de
poder o de las Instituciones que nos oprimen, evitando cualquier tipo de
escrache o denuncia. Sin embargo, más de la mitad de la movilización se
organizó justamente para pasar por la Legislatura y finalizar con el escrache a
la Catedral.
Todos estos hechos marcaron una oposición importante a las
tradicionales organizadoras que -desde el 2007 en Córdoba- vienen intentando vaciar
los encuentros, porque producto del ascenso de las luchas de las mujeres, cada
vez les cuesta más controlarlos.
Tanto la Iglesia como el gobierno recibieron un duro golpe
político en una provincia donde se jugaron a aislar y estigmatizar al encuentro
y al movimiento de mujeres, intentando movilizar a un sector de los feligreses
contra nosotras. ¡Ambas políticas fracasaron!
Por esta razón, más que nunca está planteada la necesidad de
que las mujeres combativas y de izquierda impulsemos un movimiento nacional de
lucha por nuestros derechos, independiente del gobierno, los partidos
patronales y la Iglesia.
El rol de la Izquierda
En las distintas peleas políticas dentro de los talleres el
rol de la izquierda fue lamentable: Desde quienes “defendían el derecho a que
se expresen las católicas” -Izquierda Socialista- pasando por las que
pretendían que obedeciéramos las reglas de la Comisión organizadora porque “veníamos
a debatir” -Partido Obrero, cuyas militantes reclamaban “votar” con la Iglesia
y las kirchneristas- hasta las del PTS, que se retiraron de los talleres en los
momentos más álgidos.
¡Todas las direcciones de estas agrupaciones de izquierda
sucumbieron y terminaron disciplinándose! Es que llevaron a fondo su
electoralismo, llevado a fondo por el Plenario de Trabajadoras -PO- que marchó
a la cola de la Comisión Organizadora y después no quiso pasar por frente la
Catedral, pero terminó siendo desbordado por su propia base.
Por otra parte resulta lamentable que las organizaciones del
FIT mantengan una postura abstencionista y que ni siquiera mencionaran en sus
materiales la lucha de Kobane, que es el único lugar en el mundo donde las
mujeres pelean con sus armas en las manos por la liberación de su pueblo y por sus
derechos, contra los mercenarios fascistas armados por el imperialismo.
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