A LAS CALLES CONTRA EL GOBIERNO Y TODO TIPO
DE VIOLENCIA
Este 25 de noviembre, conmemoramos y
reivindicamos la lucha de las hermanas Mirabal, asesinadas por el dictador
Trujillo en República Dominicana (1960).
Tomamos el ejemplo de estas valientes
mujeres, dirigentas de la lucha del pueblo contra la dictadura de su país, para
llevar adelante la lucha contra todo tipo de violencia.
Después de 50 años de los asesinatos, el
mejor homenaje es reivindicar, hoy como ayer, a las mujeres que por ser parte
de las luchas de los pueblos, son víctimas de la violencia de Estado. Nos
movilizamos por todas las que son perseguidas, encarceladas y asesinadas por
enfrentar los planes de ajuste y saqueo que aplican los gobiernos de todo el
mundo.
Vamos a las calles por nuestras hermanas
paraguayas, campesinas, presas políticas, condenadas por la ley antiterrorista,
que hoy sufren la cárcel en condiciones infrahumanas por defender sus tierras
enfrentando a las multinacionales como Monsanto, las petroleras y mineras. En
nuestro país, donde esta misma ley está vigente, cientos de compañeras están
procesadas por luchar.
Marchamos porque en Argentina cada vez más
mujeres somos víctimas de la violencia machista. Mientras una mujer muere cada
30 horas en nuestro país, víctima de femicidio, el gobierno y la justicia
avalan la impunidad reinante ante la escalada de violencia. El mayor ejemplo lo
da la propia Kristina, amparando violadores y femicidas como Eduardo Vázquez.
Marchamos porque somos parte de la lucha
contra las redes de trata compuestas por empresarios, funcionarios, policías,
jueces y fiscales; por la aparición con
vida de las más de 600 niñas y mujeres que son secuestradas y explotadas como
si fueran mercancía. Es por esto que consideramos que es necesario declarar
“delito de lesa humanidad” a las causas abiertas por trata de personas para que
no prescriban.
Marchamos
porque no queremos más muertes y mutilaciones de mujeres trabajadoras y
pobres por abortos clandestinos, producto de la política del gobierno y la
iglesia. Marchamos también contra la pobreza, los salarios miserables, las
condiciones de trabajo precarizadas, los despidos, el ajuste y el saqueo que nos aplican los
gobiernos de todo el mundo.
Ganemos las calles contra todo tipo de
violencia hacia nosotras, tanto la de género como la del Estado, por ser
mujeres y trabajadoras. Todas tienen como máximo responsable a un gobierno
encabezado por una mujer, quien gobierna para los patrones y empresarios, para
los tratantes y femicidas, para los violadores y curas pedófilos, para los
verdugos de nuestras hermanas perseguidas, torturadas, encarceladas y
asesinadas por luchar.
En este marco vemos la necesidad de
impulsar en los sindicatos, en los barrios y en las universidades comisiones de
género para organizarnos y salir a pelear por nuestras reivindicaciones.
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