Contra la violencia hacia las mujeres
Organización y acción directa
Cada vez más mujeres somos víctimas de
violencia. Por eso, de manera frecuente, tanto en los medios de comunicación,
como también en el barrio, el trabajo o la escuela, este tema está presente.
En Argentina una mujer muere cada 30 horas,
víctima de lo que se denomina femicidio, es decir el asesinato cometido por un
hombre hacia una mujer que considera de su propiedad… un acto extremo de violencia
de género.
Las mujeres nos encontramos en una situación
de desamparo y vulnerabilidad excepcional, ya que ni los jueces ni el gobierno,
ni el poder legislativo están dispuestos a terminar esta situación yendo hasta
el final.
Un ejemplo de esto lo da propia presidenta,
cuando frente a las críticas, salió a bancar a su subordinado, el Jefe del
Servicio Penitenciario Federal Víctor Hortel, quien premió con salidas a los
actos del “Batallón Militante” K, entre otros, al asesino de Wanda Tadei
-Vázquez- y a Pablo Díaz, condenado a cadena perpetua por la violación y
asesinato de Soledad Bargna en 2009.
Bajo esta sintonía, en el año 2009 el gobierno
y sectores ligados a la CTA y al FAP (de Hermes Binner y Victoria Donda) festejaron
con bombos y platillos la nueva ley de “Protección integral a las mujeres”.
Dicha normativa no representa ninguna salida
para terminar con la violencia de género. Es
apenas un “saludo a la bandera” demagógico, que no revirtió nada, como
lo demuestran las estadísticas, que revelan que en el año 2011 fueron
asesinadas alrededor de 238 mujeres.
Ante semejante fracaso, ahora se encienden
voces que reclaman la sanción de una nueva ley -de Emergencia- que sirva para hacer
cumplir la anterior. Estamos convencidas, que de llegar a sancionarse, como ya ocurrió
en distritos importantes como Rosario, será apenas un nuevo paliativo.
Es que la inacción de los poderes del Estado se
combina con el miserable presupuesto que el gobierno destina a los hospitales y
a los servicios de atención a las víctimas, además de la nula disposición de
los jueces para procesar y encarcelar a los golpeadores, abusadores y tratantes
de mujeres y niñas,
Esta situación nos obliga, irremediablemente,
a organizarnos y defendernos por nuestros propios medios. Un claro ejemplo de
cómo la acción directa es el único camino que sirve, lo constituyó la
importantísima lucha que llevaron adelante las mujeres de Río Negro y Neuquén,
gracias a la cual le impusieron la condena del 20 años de prisión al violador
Anzaldo.
Algo parecido sucede en distintos barrios y
regiones del país, donde cotidianamente las mujeres, acompañadas por los
trabajadores y el pueblo, escrachan a violadores o se organizan para marchar
hacia los juzgados, exigiendo castigo ejemplar para los golpeadores violadores y
asesinos.
¡Este es el camino! Somos nosotras -las
mujeres- quienes debemos tomarla justicia en nuestras manos, ejerciendo nuestra
propia defensa frente a cada uno de los ataques, abusos y violaciones. Si la
justicia y el gobierno no quieren hacerlo, impongámoselos con la movilización y
la lucha.
Los refugios para mujeres en riesgo de vida
deben albergar a todas las que lo soliciten. Pero no son ellas las que tienen
abandonar sus casas, sino los agresores, que deben ser obligados a dejar sus vivienda
y a pagar con la cárcel el daño irreparable que le hicieron a sus víctimas.
La protección a la mujer y los/as niños/as debe
ser una cuestión de Estado. A ella hay que asegurarle un ingreso digno a través
de subsidios equivalentes al costo de la canasta familiar.
Te invitamos a concurrir con nosotras al próximo Encuentro de Mujeres de Misiones, para participar en los talleres y demás reuniones proponiendo un Plan de Lucha Nacional para GANAR LAS
CALLES contra este tipo de violencia y organizar en cada barrio, fábrica,
escuela, comisiones de mujeres.
Estas comisiones, entre otras cuestiones, debe
impulsar la autodefensa, escrachando e imponiendo el juicio y castigo a todos
los abusadores y golpeadores. Peleando, en definitiva, por la verdadera
protección a la mujer y niños/as víctimas de violencia machista, que se logrará
cuando reemplacemos esta sociedad capitalista patriarcal por una sociedad sin
explotados/as ni explotadores/as y sin ningún tipo de opresión.
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