Condenamos nuevamente al violador serial Anzaldo…
Florencia Lezcano, querellante durante el juicio
Desde hace algunos años en el Alto Valle de Río Negro y Neuquén, las mujeres veníamos siendo martirizadas a través de violentos ataques. Los dos triples crímenes de Cipolletti y los de Otoño Uriarte, Alejandra Zarza, Florencia Penachi, se sumaban a una larga lista de mujeres. Víctimas no solo de sus abusadores, golpeadores o tratantes, sino también del conjunto de las instituciones, que sistemáticamente los encubrieron y permitieron gozar de impunidad.
Frente a esa situación un puñado de mujeres decidimos enfrentar a nuestros verdugos, asumiendo que podíamos mandarlos a la cárcel. Sabiendo que eso sucedería si nos movilizábamos alcanzando la más amplia y efectiva unidad, que es donde reside toda nuestra fuerza.
Hasta hace unos años atrás era prácticamente imposible e impensado que una adolescente, soportando la presión de buena parte de la sociedad y del poder, estuviera en condiciones de denunciar y condenar a personajes tan siniestros como el violador serial Anzaldo.
Parecía que la única opción que quedaba era vivir con ese recuerdo, con la culpa que enseña la iglesia, con el miedo a hablar, con las propias recriminaciones, y con más culpa… La misma que le enseñan a sentir a cada mujer que ha sido víctimas de violencia. Hoy podemos decir que ese sentimiento puede ir desapareciendo con la lucha, con cada marcha, escrache y volanteada.
Porque cada una de esas acciones son un paso más hacia la dignidad que te da el salir a luchar con el conjunto de las mujeres y sus organizaciones, sindicales, estudiantiles, políticas, de derechos humanos, feministas, etc. Esa dignidad se recuperó con creces imponiéndole al violador Anzaldo una nueva condena de diez años de prisión efectiva y la inhabilitación para trabajar como ginecólogo.
¡Esta condena resultó verdaderamente ejemplificadora, ya que sienta un precedente para todas las mujeres, de la región, que creían que después de tantos años ya no se podía hacer nada! Un fallo que tendrá repercusiones nacionales, ayudando a que otras comiencen a encarar el mismo rumbo que las chicas del Alto Valle. Todo esto se logró porque, desde el comienzo estábamos convencidas de que se podía imponer la condena social e incluso la más difícil, la penal.
Luego de tanto tiempo de lucha reafirmamos que ¡Se puede! Aunque no resultó fácil ni rápido, se logró gracias a la lucha colectiva. Pero también a otra cuestión fundamental: ser parte de C.S, un partido con el que siempre pretendemos llevar las luchas hasta el final, y que nos enseña a confiar en la unidad de acción.
Esa ubicación permitió sostenerme como persona y, a pesar de las presiones y los miedos, mantener el empuje durante todo este tiempo. Es que no fue una lucha sólo contra Anzaldo, sino contra toda la red de poder que lo sostuvo durante años, permitiéndole violar y abusar a tantas mujeres durante más de veinte años sin que nadie lo frenara.
Gracias a esto, festejamos el triunfo doblemente. No sólo porque Anzaldo suma con esta nueva condena 20 años de cárcel, sino porque la comunidad avanzó muchísimo en su conciencia, entendiendo que el camino pasa por denunciar, por no callar más, por organizar a las mujeres para pelear por las causas. Para que el gobierno de turno y la justicia no sigan manteniendo impunes a los violadores, pedófilos, abusadores, golpeadores, tratantes y asesinos.
Desde este lugar convoco al conjunto de las mujeres del Alto Valle a romper el silencio y a sumarse a la pelea contra la opresión y por la conquista de todos y cada uno de nuestros derechos, haciéndolo organizadas y movilizadas en las calles. Pero también las invito a construir esta herramienta, Convergencia Socialista, para llevar adelante esta lucha de la manera más conciente y consecuente.
Volver a Noticias Socialistas
martes, 6 de marzo de 2012
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario