8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora ¡Viva la lucha de las mujeres egipcias!
En el Día Internacional de Lucha de la Mujer Trabajadora homenajeamos a las heroicas compañeras que están al frente de los procesos revolucionarios más radicalizados, como los que suceden en el norte del África.
Para eso reproducimos una nota escrita por la compañera Manoela, militante del MR de Brasil, quien formó parte de una delegación del MR y la Corriente Revolucionaria Internacional (que conformamos con los camaradas), que participó en los actos conmemorativos del primer año de la revolución egipcia.
Las mujeres jóvenes, viejas, madres, todas… están participando activamente en cada una de las manifestaciones de la Plaza Tahrir. No sólo acompañando las consignas que cantan los hombres, sino también, impulsando con sus gritos las acciones. Subiéndose a los improvisados palcos, tomando el micrófono, agitando por la libertad o reclamando el fin de la violencia policial.
Más de una vez son seguidas por las multitudes y aplaudidas fervorosamente. Esto es emocionante y contagioso para nosotras, que provenimos de una cultura diferente, que nos educa en que la libertad significa exhibir nuestros cuerpos. ¿Pero, qué clase de libertad es la que nos exige una exposición máxima para sentirnos bonitas, valorizadas y deseadas? Es el concepto de libertad de la “democracia” occidental…
Sí aquí, en la Plaza Tahir existe el machismo. Pero en occidente también, por eso no debemos cerrar ojos y confundirnos. Las mujeres de Egipto, que marchan con sus hijos a cuesta y sus rostros cubiertos con la hijab (velo) exigiendo el fin de la dictadura, estudian, trabajan y cuidan a sus familias como en el resto del mundo. Como lo hacen otras tantas, que caminan tranquilamente con sus caras descubiertas, sin ser atacadas por nadie.
Es así que hemos observado a muchas caminando solas o en grupos por las calles, formando parte de este multitudinario proceso revolucionario. Justamente, porque la enorme carga de machismo que sufren, las obliga a colocarse a la vanguardia de este proceso de transformación.
Con la revolución democrática en curso, que sólo será victoriosa si se convierte en revolución social, se desarrolla una revolución sexual, feminista, por la liberación y la emancipación de las mujeres, que pasaron a ser, junto con los jóvenes, los sectores más interesados y necesitados en transformar radicalmente el presente de este Egipto decadente y capitalista.
La situación que hemos visto da por tierra varias de las notas de quienes han escrito que las mujeres que se movilizan en Egipto son simples “apéndices de sus maridos”. Lo que nosotros hemos apreciado es que las jóvenes mujeres que luchan son muy parecidas a las que vemos en Brasil: marchan, gritan, conversan y beben en las calles como nosotras en Brasil (salvo alcohol, ya que aquí está prohibido.
En un país de enorme mayoría musulmana, donde los cristianos representan apenas el 10% de la población, todos -hombres y mujeres, musulmanes, cristianos y ateos- están juntos, unidos por la protesta.
El machismo, como así también la intolerancia religiosa, no es exclusivo del oriente musulmán. ¿Sino, qué religión más autoritaria y colonialista que el cristianismo? Ni qué hablar del judaísmo del “laico” estado de Israel, que cotidianamente perpetra un salvaje genocidio contra el pueblo palestino.
Las revoluciones en el mundo árabe son también grandes procesos de cambio cultural, de los cuales debemos aprender mucho, dejando de lado nuestra mirada “occidentalista”. En ese sentido debemos aprender cómo ellas, han dejado sus casas, dejando de lado sus aspiraciones más individualistas, para pelear por un mundo mejor de manera colectiva.
¡Toda una enseñanza de cómo buscar un mundo mejor, sin preconceptos de género, de raza, sin miseria, sin explotación, sin un ejército desplegado en las calles para atacar cobardemente a los jóvenes y las mujeres que se insurreccionan para transformar esa sociedad!
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martes, 6 de marzo de 2012
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