
Día Internacional de la Mujer Trabajadora
La moderna Guerra Santa contra las mujeres
El 8 de marzo mujeres de todo el mundo recordamos a aquellas 129 obreras textiles de la Cotton de Nueva York que ocuparon la fábrica reclamando una jornada de 10 horas, igual salario por igual trabajo y descanso dominical. La patronal prendió fuego la fábrica y allí murieron.
Hoy como ayer las mujeres seguimos peleando por nuestros derechos. Si bien hemos logrado muchas conquistas, muchas otras nos quedan por lograr.
La reacción económica, política, militar e ideológica contra las masas, dirigida por el jefe del sistema capitalista patriarcal, el presidente de EE.UU. y ejecutada por los gobiernos serviles como Cristina, golpea con mayor dureza a mujeres y niños; principales víctimas del hambre, la desocupación, las guerras de ocupación, la explotación en el trabajo, la marginalidad y la violencia social.
El genocida Bush -que asesina a hombres, mujeres y niños en Irak - junto al Papa Ratzinger y los pastores evangelistas encabeza una cruzada mundial contra las mujeres que amenaza sus derechos democráticos más elementales como el libre acceso a el uso de anticonceptivos, la educación sexual, el aborto legal, etc.
Así lo están haciendo en países como Italia -donde a pesar de que el aborto es legal- realizan intimidaciones policiales a las mujeres cuando aún están bajo los efectos de la anestesia.
En Uruguay, Brasil o Argentina donde los gobiernos se dicen progresistas y populares, ya le aseguraron al Papa que no permitirán el aborto legal y le abrieron las puertas para que la Iglesia Católica tenga mayor injerencia en la educación pública.
En nombre de la religión estos fundamentalistas que se erigen como “defensores de la vida” quieren mantener el dominio de las clases explotadoras sosteniendo y perpetuando el rol de madre, esposa y ama de casa, para que la mujer cumpla la función de reproductora de fuerza de trabajo y esclava doméstica.
Las socialistas revolucionarias que reivindicamos el Día Internacional de la Mujer como jornada de combate por su emancipación, declaramos que nada nos une a mujeres como Hillary Clinton, Cristina Kirchner, Bachelet, empresarias como Fortabat y demás defensoras del sistema capitalista en el que la sangre, sudor y lágrimas de millones de mujeres y niños explotados contribuyen a mantener sus privilegios.
La lucha por la liberación de la mujer trabajadora sólo puede progresar como parte de la lucha del conjunto de los explotados y oprimidos por derribar el régimen capitalista en descomposición.
Por eso no confiamos en ninguno de los gobiernos pseudos progresistas y sabemos que sólo la movilización de las mujeres y el pueblo puede hacernos avanzar en el camino de conquistar nuestras reivindicaciones.
Este 8 de marzo debemos entonces practicar la más amplia unidad de acción para enfrentar esta “Cruzada” contra las mujeres y empezar a avanzar en el camino de conquistar aún más reivindicaciones.
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