sábado, 1 de enero de 2011

Fin de año injusto: El cura Grassi sigue libre mientras Romina está presa

La justicia acaba de ratificar la libertad del cura abusador Grassi, a pesar de los 15 años que se le aplicaron en el juicio que se llevó a acabo en el Tribunal Oral de Morón, donde se lo condenó por varios hechos de abuso sexual y corrupción de menores contra adolescentes de la Fundación Felices los Niños.

La “justicia” que se impone en nuestro país no es diferente a la que se aplica en el resto del mundo, como en Irlanda, donde los tribunales burgueses demoraron años el esclarecimiento de miles de casos de abusos contra niños y niñas cometidos por sacerdotes y monjas en hogares y escuelas durante décadas.

El juicio y condena contra un representante de la poderosa y reaccionaria Iglesia Católica fue un hecho político importante, ya que se inscribe en el marco de un proceso más general de intensificación de las luchas contra la violencia hacia las mujeres y los niños, gracias a las cuales se logró poner tras las rejas a algunos violadores relacionados al poder, como el médio Anzaldo en Cinco Saltos.

Sin embargo la libertad que todavía mantiene Grassi a pesar del fallo, muestra los límites insalvables de estos jueces al servicio de los ricos y poderosos, incapaces de ir a fondo contra la Iglesia, uno de los pilares fundamentales del actual sistema capitalista de dominación.

Esta es la misma “justicia” que mantiene presa a Romina Tejerina -víctima de violación- pero deja libre a su victimario Pocho Vargas y a Grassi, quien gracias a eso pudo recorrer la mayoría de los medios realizando declaraciones detrás de las que se ubica como la “víctima” de una supuesta conspiración.

Hay que redoblar la lucha por meterlo preso -en cárcel común y con un pena mayor- pero también para que el estado deje de subsidiar a la Iglesia Católica, que con su educación y métodos reaccionarios continuará gestando miles "padres grassis".

En nuestro país el pasado tenebroso de la “santa” Iglesia Católica y su íntima relación con los ricos y poderosos, es harto conocida, ya sea en la década del 50 cuando complotó contra Perón, encabezando el golpe gorila como cuando colaboró con los genocidas del proceso a partir de 1976.

Grassi no representa un caso aislado sino el producto más genuino de esta institución, que como parte integral del estado argentino, predica la aceptación del sufrimiento, las privaciones y las injusticias sólo para los pobres, mientras defiende los privilegios y los abusos de los millonarios.

No es ninguna casualidad que aparezcan miles de Grassis entre quienes defienden posturas prehistóricas y absurdas contrarias a los avances científicos más elementales, como la educación sexual, los preservativos y el aborto.

La Iglesia, que lucra con la crisis de la educacón y la miseria del pueblo, guarda silencio frente a los crímenes de sus pastores, mientras defiende la penalización del aborto, que le cuesta la vida a más de 700 mujeres pobres por años. Por eso esta misma Iglesia se ensaña con Romina Tejerina, presa desde hace seis años, y defiende a su violador, Pocho Vargas, que goza de libertad plena.

Miles de Grassis en todo el mundo amparados por la Iglesia

En Estados Unidos, las investigaciones, supervisados por el grupo laico “Junta Nacional de Revisión” señalaron que entre 1950 y el año 2002, un total de 4.392 sacerdotes cometieron abusos sexuales contra más de 10.500 menores y revelaron que el Vaticano debió desembolsar más de 5700 millones de dólares en concepto de indemnización para las víctimas.

Meses atrás en Irlanda, el país más católico de Europa, funcionarios de la misma Iglesia informaron que en los últimos 60 años, 250 instituciones católicas funcionaban como sádicos campos de concentración donde 35 mil niño/as y adolescentes fueron víctimas de abusos sexuales y de todo orden


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